No culpemos a nadie, ni nos quejemos de nadie, porque, fundamentalmente, nosotros hemos hecho nuestras vidas.
Aceptemos la responsabilidad de edificarnos a nosotros mismos y el valor de acusarnos en el fracaso para volver a empezar otra vez, corrigiéndonos.
No nos quejemos del ambiente o de quienes nos rodean porque hay quienes supieron vencer. Las circunstancias son buenas o malas, según la voluntad y la fortaleza que tengamos.
Aprendamos a convertir toda situación difícil en un arma de lucha.
No nos quejemos de nuestra pobreza o de nuestra suerte porque ambas no sólo son el resultado de nuestros actos sino también el reto a vencer.
No nos amarguemos de nuestros propios fracasos, ni se los carguemos a otros para no tener que seguir justificándonos como niños.
Cualquier momento es bueno para comenzar y ninguno tan terrible para claudicar.
No olvidemos que la causa de nuestra presencia es nuestro pasado, así como la causa de nuestro futuro es nuestro presente.
Aprendamos de los fuertes, los valientes, los audaces, imitemos a los enérgicos, los vencedores, es decir, a quienes vencieron a pesar de todo.
Mirémonos en nuestro propio espejo y comencemos a ser sinceros, reconociéndonos por nuestro valor y nuestra voluntad.
Debemos reconocernos con la fuerza de que podemos y reconociéndonos más libres y más fuertes dejaremos de ser títeres de una circunstancia porque nosotros somos nuestro destino.
Tenemos la fuerza necesaria para librarnos de lo que nos anula, ahoga y aprisiona, porque tenemos la fuerza de la VIDA.
Si señores ¡¡¡ ESTAMOS VIVOS!!!
Es hora de despertar, caminar y luchar.
Decidirnos de una vez y triunfar en nuestra lucha.
... No pensemos en la suerte, porque la suerte sólo es el pretexto de los fracasados...
ANDREA QUIROGA
Emisión programa "En la Mira" del 10/07/2011
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